AmericaTocopilla


Carta a mi hija Gabriela:
Querida hija cumpliste 11 años, aun recuerdo cuando supe que te esperaba y como luche para traerte al mundo. Hubo momentos que llore mucho, ya que se presentaron un sinfín de dificultades en mi decisión de tenerte. Solo pudo mi enorme deseo de protegerte y traerte a este mundo, pese a todos los inconvenientes.

Luego ese maravilloso embarazo, donde el tiempo se hacia eterno, quería conocerte, ver tu carita, sentir tu cuerpito...cuando llego la fecha de tu alumbramiento, pase como todas las madres por momentos de intenso dolor, se alargaron los días y tu no nacías..Además como era un 31 de diciembre y no teníamos dinero, pues yo aun era estudiante, el interés de los médicos era poco o nulo en esos casos...cet la vie en este país donde las diferencias sociales son muy marcadas...Gracias a Dios llegaste al fin, un poco deprimida, pero todo al final salio bien.
Y aun recuerdo sin dejar de no reírme, cuando te trajeron de madrugada, pero no venias sola, venias en una camilla, donde por lo menos venían 10 o 12 recién nacidos, todos envueltos de la misma manera con una mantilla celeste y una rudimentaria tela adhesiva con el nombre de la madre, yo me acerque casi corriendo para recogerte y pensé que te iba a conocer altiro, pero debo confesar, que producto que el parto fue de madrugada y con una luz tenue, no sabia como eras realmente y tuve que esperar que la técnico paramédico, leyera las cintas hasta que llego mi turno..¿Te habrían cambiado? Eras tu mi bebe, tan linda, blanca y gordita...Pero se con certeza que eres tu, pues tienes los rasgos de tu padre y el carácter mío, sin duda alguna...eran los tiempos, en que todo podía suceder, como lo has visto tu misma hoy en día en las noticias. Si se cambian los bebes...

Fuiste creciendo mientras yo hacia mi Internado, ese primer año de vida, no fue fácil, era un eterno correr entre cuadernos y el darte pecho y para hacer mis trabajos te colocaba en tu coche mirando monitos animados, que en esa época eran en blanco y negro, pero tú igual te entretenías.

Luego el llevarte a una sala cuna, eras de un carácter muy fuerte y te destacabas por tu autosuficiencia, pese a los cortos meses...y así creciste, madura desde la niñez, como preparada para la batalla que deberías emprender en unos años mas.

Cuando decidí poner fin a esa relación tortuosa, humillante y de continuos maltratos, y recorrí miles de kilómetros para alejarnos de el, jamás pensé que ese era el principio de una larga época de angustia y sobresaltos. El mal no termino allí, con nuestra partida, nos busco y nos siguió, hasta que logro llevarte a ti y a tu hermano...e hizo de ustedes su escudo de venganza...llore y llore noche tras noche, pero ustedes no me fueron devueltos y además como estaban los dos hermanos mas pequeños y debía trabajar para cuidar de ellos y de mi, debí supeditarme a los deseos de el. Como no tenia familia alguna que me protegiera y tampoco existían las leyes de “Violencia Intrafamiliar” como hoy en día, todo se hizo difícil...y debí sentarme en la puerta de mi casa a que pasara el tiempo...tiempo que se hacia largo...muy largo...

En tu cumpleaños numero 11, trate de llamarte y conversar contigo, decirte cuanto te amaba...pero no me dejo...el se encargo de que jamás pudiera hablarte ni a ti ni a tu hermano...esa actitud era la mas grande estocada a mi corazón y de hecho también para ustedes...parecía gozar los momentos de desencuentros entre nosotros...por años manejo las cosas así...pero en esta vida nada se queda en el mismo lugar y sin querer vine a verte a tus 16 años..aun recuerdo cuando entraste por esa puerta, ya hecha mujer, y me costo unos instantes reconocerte, ya no eras la niña que yo había visto por ultima vez...Y ahí te tenia para acariciarte, besarte y charlar como grandes amigas...Perdimos mucho de contacto, me perdí tu paso a la pubertad y la mitad de tu adolescencia, ambas hemos sufrido y las huellas de estos años, serán imborrables.Cuanto daño hace un hombre vengativo, pero lo importante es que ambas lo hemos perdonado y no llevamos en la conciencia el peso del odio y rencor ..
Ahora que he recuperado tu cariño, me siento bien, realizada y puedo decirte libremente Te amo hija”, pero de todas maneras mis ultimas palabras son “lo siento si no luche lo suficiente por ti, sino hice las cosas mejor, perdóname...gracias infinitas...te amo muchísimo...

Tu madre
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