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Sexo en la Menopausia: La sensual madurez!
 
Sexo en la menopausia: Conforme el ser humano crece atraviesa diferentes etapas de la vida que de una u otra forma modifican variados aspectos de su existir en áreas de gran importancia como lo es el trabajo, la vida socio-familiar y la sexualidad.
De igual forma a las mujeres específicamente, les corresponde atravesar la etapa de la menopausia en su vida, con orgullo y satisfacción, de modo que este tiempo en donde el cuerpo femenino toma grandes cambios sea un tiempo en donde la plenitud y la salud de su vida sexual no se vean negativamente afectadas.

¿Qué pasa en la menopausia?
El término menopausia se refiere específicamente al momento en que cesa la menstruación, que se presenta a una edad aproximada de 50 años, en el que intervienen una serie de cambios hormonales que van a provocar alteraciones de gran repercusión en la fisiología corporal y por ende en el desenvolvimiento diario de la mujer en su vida íntima  y social.
La función ováricano se interrumpe de forma brusca, sino que disminuye con lentitud. Con la pérdida de esta función, hay un descenso de estrógenos que es el motivo de la irregularidad de los ciclos menstruales y de su retirada (o menopausia)
La menopausia con lleva distintos cambios en la respuesta sexual de la mujer y síntomas tales como:
Sudoración nocturna
Cambios de humor
Ansiedad
Sofocos
Cambios en la piel
Pérdida de masa ósea
En la actualidad las connotaciones negativas acerca del sexo en la menopausia están en declive.
Específicamente, los cambios que la mujer notara en su intimidad sexual y genital al disfrutar del sexo en la menopausia son:
Lubricación vaginal más lenta y de menor volumen
La penetración peneana o digital puede ser dolorosa y producir pequeñas lesiones
La respuesta sexual es más lenta
Disminuyen, en la piel, las sensaciones táctiles
Disminución de la libido y el deseo sexual
Menor producción de fantasías sexuales
Orgasmos más difíciles de alcanzar
Disminuye y se afina el vello púbico
Se encogen los labios menores y mayores
Disminuyen el tamaño, la turgencia y erección del clítoris
Disminuye la acidez vaginal aumentando la posibilidad de las infecciones vaginales
Se alisan las paredes de la vagina (antes de la menopausia son rugosas) y se hacen más sensibles
Atrofia cervicouterina.
Resequedad de la mucosa vaginal.

Disfrutando de la madurez sexual

A pesar de las dificultades que los cambios sufridos por el cuerpo pueden traer, vivir el sexo en la menopausia no tiene por que dejar de ser una experiencia sumamente exquisita y gratificante.
Lo importante es recordar que la vida erótica y sexual no termina con la menopausia, por   el contrario, es una etapa para disfrutar en plenitud, haciendo uso de los conocimientos adquiridos y dejando de lado sus tabúes y preocupaciones con respecto al sexo.
Cuando la mujer entra a la menopausia es el momento ideal para mantener el sexo que siempre añoro, ya que ahora, al ser una mujer madura conoce con certeza lo que le gusta, lo que busca, lo que desea.
Además, hay que recordar que se ha dado un aumento de la expectativa de vida, por lo que una mujer puede transcurrir casi la mitad de su vida luego del cese de sus menstruaciones, siendo esto así, es claro que la mujer merece vivir los años siguientes manteniendo una óptima salud sexual, gozando del sexo, del amor y la pasión.
Muchas mujeres disfrutan intensamente del sexo en la menopausia, inclusive más que en años anteriores, porque pierden el miedo al embarazo, lo que les permite relajarse y entregarse únicamente al disfrute.
Además, es fácil que la relación de pareja mejore, puesto que en esta etapa de madurez sexual, los cambios experimentados también por parte del hombre hacen que su urgente impulso sexual se modifique y por ende invierta más tiempo en realizar caricias a su pareja así como juegos previos más apetecibles.
Tampoco olvidemos que no sólo el coito es fuente de placer sexual. Aparte de la zona genital, hay otros lugares en nuestro cuerpo que también son zonas erógenas capaces de hacernos disfrutar y esto es más notable según se da el paso de los años.

Consejos para vivir el sexo en la menopausia
Para evitar diversas molestias durante el acto sexual, existen opciones que pueden ayudar con este propósito entre ellas:

La terapia de reemplazo hormonal: Este tratamiento es de suma importancia para recuperar el equilibrio hormonal del cuerpo y reestablecer por lo tanto una mejor función genital del cuerpo, por lo que usando el reemplazo hormonal, se puede recuperar el interés sexual que ve diminuido en la menopausia, así como la vitalidad en la mujer y la lubricación vaginal.

Uso de lubricante, para que la penetración sea menos dolorosa, además de poder convertirse en un travieso juego sexual.
Mantener una buena higiene urogenital
Llevar una dieta adecuada
Lo más importante: Dedíquese simplemente a disfrutar y a dejarse llevar por un camino erótico que la encamine hacia un apetecido orgasmo. Cierre sus ojos y ponga en práctica sus conocimientos y sus deseos.


Beneficios del Orgasmo

Si bien es sabido que un orgasmo implica una sensación muy agradable y placentera, pocos conocen los beneficios del orgasmo en relación a la salud. Numerosos estudios han revelado que esta sensación placentera, tanto en el hombre como en la mujer, provoca distintos beneficios funcionales al organismo.
En primer lugar, cabe aclarar que el orgasmo es definido como el punto máximo de placer que puede sentir un individuo a través de la estimulación de sus zonas erógenas, ya sea de manera individual o en pareja, o simplemente por medio de pensamientos eróticos y placenteros.
Algunos de los beneficios del orgasmo que se han comprobado en el cuerpo humano son:
* Quema de calorías. Se estima que, a través del clímax, es posible quemar hasta 127 calorías. Tanto los orgasmos como los juegos sexuales constituyen una excelente forma de ejercicio.
* Protección contra el cáncer. Diversos estudios han demostrado que, a través de la liberación de oxitocina y DHEA (dihidroepiandrosterona), hormonas liberadas al momento del orgasmo, se producen efectos protectores contra el cáncer.
* Protección contra enfermedades cardíacas. Tanto en hombres como en mujeres, llegar al orgasmo supone una aceleración en la frecuencia cardíaca. El aumento del torrente sanguíneo provoca la disminución de riesgos de sufrir un ataque cardiovascular.
* Disminución de la ansiedad. El efecto de tranquilidad y relajación (tanto a nivel muscular como mental) que arroja el orgasmo, colabora a disminuir la ansiedad, la depresión y el estrés, así como a olvidar las preocupaciones y conciliar el sueño fácilmente.
Rejuvenecimiento cutáneo en las mujeres. Está demostrado que durante el orgasmo se produce una hormona capaz de rejuvenecer, oxigenar y nutrir la piel femenina.
* Alivio de tensiones musculares y dolores de cabeza. Durante la estimulación sexual, se liberan endorfinas y corticosteroides que se encargan de desconectar las terminaciones nerviosas, aliviando dolores en distintas partes del cuerpo.
* Fortalecimiento del sistema inmunológico y caída de la presión arterial son otros de los beneficios que supone el orgasmo.
Son muchos los aspectos positivos que este momento de relajación y placer provoca en nuestro cuerpo.
Más que palabras
Un amplio estudio británico ha comprobado que las personas que tienen varios orgasmos a la semana tienen un menor riesgo de morir en los años siguientes que aquéllas que lo experimentan menos. ¿Demasiado práctico para algo tan indefinible como el amor? Hasta los besos en la boca pueden mejorar la salud. A largo plazo, reducen la presión sanguínea y los niveles de colesterol malo. A corto, propician la producción de sustancias que nos protegen frente a las infecciones.
En el plano íntimo, estimulan la producción de la hormona oxitocina, que, entre otras muchas cosas, refuerza los lazos de pareja y potencia la fidelidad. Incluso coger de la mano a una persona que nos atrae reduce el estrés y la ansiedad. ¿Protege acaso la naturaleza a los que más señales dan de querer prolongar la especie? Sea cual sea la respuesta, la actividad sexual ha demostrado beneficios en muchos parámetros concretos.
1. Menor riesgo de ataques cardiacos
En el citado estudio británico de más de 10 años de duración, los sujetos que tenían actividad sexual tres o más veces por semana veían reducido a la mitad su riesgo de morir por enfermedad coronaria en esa década. Otros estudios relacionan las hormonas DHEA (del crecimiento) y testosterona, implicadas en la estimulación sexual, con un menor riesgo de enfermedad coronaria y con una mayor protección tras un ataque cardiaco.
Eso podría explicar por qué los médicos insisten en que, en la mayoría de los casos y siempre tras consultar al cardiólogo, los pacientes pueden continuar teniendo relaciones sexuales tras sufrir un ataque al corazón. Los estudios sólo indican una situación desventajosa: la infidelidad sexual. Se ha comprobado que el sexo con una pareja diferente a la “oficial” aumenta el riesgo cardiaco, posiblemente por el estrés y la ansiedad que conlleva.
2. Control de peso
La actividad sexual quema unas 200 calorías por “sesión”, más o menos las mismas que una carrera de 15 minutos. Por su parte, las contracciones del coito y el orgasmo implican a los músculos pélvicos, los muslos, glúteos, los brazos, el cuello, el tórax… De hecho, tener relaciones sexuales varias veces por semana reafirma el vientre y las nalgas en la mujer y mejora la postura.
Además de ser un excelente ejercicio aeróbico, esta actividad estimula la producción de testosterona, que mejora la masa muscular y previene la osteoporosis. Por todo lo anterior, hay quien ya llama a la cama “el mejor aparato de ejercicio jamás inventado”.
3. Menos depresiones
Las estadísticas no mienten: los casados o con pareja estable viven proporcionalmente más años y tienen menor riesgo de depresión que los que lo hacen solos. Los expertos atribuyen parte de estos beneficios a que los primeros mantienen relaciones sexuales más frecuentemente.
Otra razón: las posibilidades de contacto físico que ofrece la vida en pareja. Según diversos estudios, el contacto “piel contra piel” reduce el estrés y la ansiedad, y palía los sentimientos de soledad y abandono.
4. Protección frente al cáncer
No sólo la relación sexual en pareja tiene beneficios. Según un artículo publicado en el British Journal of Urology, los hombres jóvenes pueden reducir su riesgo futuro de desarrollar cáncer de próstata simplemente eyaculando más de cinco veces por semana (según los expertos, esto evitaría la acumulación de carcinógenos en el glande).
La protección también se aplica a las mujeres. En aquéllas que nunca han tenido un hijo, el número de orgasmos está inversamente relacionado con el riesgo de cáncer de mama. De hecho, a mayor actividad sexual, mayor protección, gracias al aumento de los niveles de oxitocina y de la hormona del crecimiento durante el clímax sexual. ¿Y qué hay de la promiscuidad? Aquí, la relación también es inversa: cuantas más parejas sexuales se tienen, mayor es el riesgo de desarrollar cánceres (cervicales, anales, peneanos…) relacionados con enfermedades de transmisión sexual.
5. Prevención de la fobia social
¿Tienes que hablar en público? No lo dudes: aprovecha el poder calmante de la actividad sexual. Se ha comprobado que el aumento de los niveles de la hormona oxitocina durante el orgasmo propicia la relajación y estados mentales de mayor claridad y desinhibición.
“Si tu problema es el miedo escénico, olvida el viejo consejo de imaginarte a tu audiencia desnuda y desnúdate con tu pareja para conjurar los temores infundados”, declaran los psicólogos.
6. Alivio para el dolor
En los años 70, la sexóloga norteamericana Beverly Whipple identificó el punto G vaginal como el “conmutador” que iniciaba el orgasmo en las mujeres. A la vez, descubrió uno de los más potentes efectos de la oxitocina: su capacidad para calmar el dolor. Whipple demostró que la presión en el punto G aumenta el umbral del dolor y que, durante el orgasmo, las mujeres pueden tolerar hasta un 110% más de sufrimiento físico.
La llegada de las imágenes de resonancia magnética ha corroborado las observaciones de la investigadora: durante la estimulación sexual, unas señales enviadas desde el centro cerebral del dolor dan orden al organismo para que libere endorfinas y corticosteroides, que desconectan las terminaciones nerviosas responsables del dolor durante varios minutos.
7. Potenciar las defensas
“Las personas que tienen relaciones sexuales una o dos veces por semana tienen unos niveles más altos (un 30% más) de inmunoglobulina A un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones que las personas que no tienen contactos sexuales”, concluía un estudio norteamericano realizado con decenas de jóvenes. En este caso, el aumento de la frecuencia no se corresponde con una mayor protección: los jóvenes del estudio que tenían más de dos o tres contactos sexuales por semana veían reducida la protección al nivel de los abstemios.
La pregunta de los expertos fue: “¿Existe una media ideal de contactos sexuales capaz de reforzar las defensas?”. Mientras se aclara la duda, investigadores suecos han descubierto otra propiedad inmunológica de la actividad sexual: la curación de heridas. Utilizando inyecciones de oxitocina como sustitutivo del orgasmo, han comprobado que ratas de laboratorio con úlceras sanaban el doble de rápido cuando recibían las inyecciones que cuando no se las suministraban.
8. Terapia de rejuvenecimiento
Los expertos en envejecimiento han comprobado que, además de ayudar a controlar el peso y aliviar los dolores, la actividad sexual frecuente redunda en un aspecto más joven. “El orgasmo estimula en las mujeres la producción de una hormona del crecimiento que favorece el aspecto juvenil”, señala el dr. David Weeks, del Royal Hospital de Edimburgo (Escocia), que ha realizado un estudio con más de 3.500 personas de entre 18 y 102 años, y acaba de publicar el libro Superyoung: The Proven Ways to Stay Young Forever (Superjoven: modos comprobados para mantenerse siempre joven).
Además, durante el orgasmo, bombeamos oxígeno a todos los tejidos, lo que mejora la circulación y el flujo de nutrientes a la piel. Por otro lado, una vida sexual satisfactoria estimula la sensaciones de bienestar y la autoestima. ¿Y hay algo más atractivo que unos ojos brillantes tras un encuentro sexual feliz?
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