Mis Escritos: Realidad..
Soy hija del rigor, hija de la
cotidianidad, hija del pueblo, nada nuevo, todo lo mismo en el vaivén de la
vida. Crecí en un ambiente de esfuerzo, de iniciativa, de inteligencia rápida y
aventurera; crecí en un ambiente duro, de frió intenso, de aridez extrema,
donde los hombres marchaban a la pampa magallánica, dejando las mujeres solas
en el batallar diario. Mi bis abuela ya se quedaba sola a cargo de muchos niños
que crecieron con padre ausente, mientras la abuela era niña ya sabia de
quehaceres de mujeres y lidiaba entre ollas y pañales, cuando debiera haber
estado aprendiendo el alfabeto. La abuela ella misma, solía contarme las
historias de aparecidos y de fugitivos, que iban y venían en una casa donde
nunca me quedo claro si era real o una ilusión. Esa abuela supo de miles de
privaciones, supo de ver crecer a sus hermanos y luego verlos perderse en
lontananza y nunca mas regresar, es que no regresaban..Para qué? para contar
historias inventadas, de aciertos y desaciertos, cuando ellos quisieran haber tenido
historias con finales felices, con finales llenos de dinero, de propiedades,
enseres y quehaceres mas elevados y de mejor gusto. La abuela se quedo sola con
su hija y luego conmigo y mi hermano, el hombre desapareció entre ovejas y
esquilas, de años repetidos, siempre lo mismo, entre ires y venires, con el
dinero escaso y comida frugal. Aprendió y desaprendió, cocinando entre los más
ricos, aquellos que la daban algunas monedas y otro resto de comida para
abrigar el cuerpo y el de su hija, llego a ser una cocinera muy cotizada, era
de las buenas, bocados deliciosos salían de sus manos, bocados que iban al
estomago de los privilegiados, de los que tenían.
Luego su hija creció entre esas idas y
venidas, con todos sus altos y bajos, aprendiendo en las esquinas a leer, y
dibujando en las nubes sus ilusiones, aprendió también del sexo abusado, del
sexo engañado, siendo pequeña, sin contarle a nadie, porque no sabia, y así
fueron creciendo las mujeres de mi familia, mientras los hombres eran
fantasmas, y se iban esfumando tras la niebla matutina. Cuando toco
mi turno, los hombres ya no existían, solo mi hermano pequeño que nada entendía
de estos ires y venires, aprendí que había que tener olfato de lince, olfato de
lobo, estar atenta y en vigilia, frente a las hienas rapaces que merodeaban mi
casa y mi cama. Porque a los 16 si que eres apetitoso bocado, sobre todo si no
hay nadie que levante banderas y te brinde protección. Fue bueno, eso me
convirtió en sagaz, atrevida, vital, muy capaz y poderosa. Llegue a la cima,
donde llegaban los capaces, los que tenían dinero, lo que tenían familias bien
compuestas, los que manejaban apellidos largos y cadenciosos. Si fui capaz y
creí que tenia la llave del mundo, ahora se acabarían las pellejerías, los
impases, las nauseas y las ausencias. Ahora podía manejar esta sociedad
individualista amante del dinero y las frivolidades. Pero no, lenta y
parsimoniosamente la vida se encargaría de mostrarme que aquí no existen peleas
individuales, que aquí no importa quién es quien y cuáles son sus logros, vamos
todos en carros de este lado o del otro y las comparsas son las mismas, tocan
la misma melodía y al mismo ritmo. Una gran mayoria de nosotros metidos en el carro de que para lograr las ilusiones que queremos, si no nos alcanza , "solicitamos un préstamo". Este es el recurso que mas a mano tenemos en nuestro pais. Es una falsa idea del poder, "yo puedo, tu puedes, el puede..el verbo Poder..Conjúguelo..
a ver cómo va...y todos coreando al mismo tiempo, los bancos atiborrados,
creciendo cada vez mas y mas, pululando por todo nuestro país. Los dueños? Unos
pocos, no te preocupes¡ los mismos que son dueños del agua, la luz, las
carreteras, las fabricas, de casi todo el pais. Y los fondos de estos bancos? No
te preocupes ..Son nuestros!!!! Si mis pulmones, mi vida entera, mi cuerpo, mis
desvelos, mis llantos, penas y alegrías, toda mi humanidad, de más de 35 años
se ha ido para obtener mi jubilación. Pero la verdad , la vida entera fue hecha a préstamos, porque nunca alcanzo en mi carro,
y luego mis ahorros que yo creía eran míos, también se fueron a las AFP, y a las
entidades bancarias.
Y hoy después de esta larga historia, heme
aquí junto a miles de humanos, luchadores y letrados, otros luchadores y
esforzados, otros luchadores y valientes, henos aquí sacando cuentas para
compartir el pan, mirando hacia la esquina el avión que arranca con los
turistas extranjeros.
Después de más de cien años de historias
de tátara abuelas, bis abuelas, abuelas, súper abuelas, heme aquí dibujando
caritas felices para mis nietos, contando la historia que se repite de los
carritos diferentes.
Un abrazo
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