REFLEXIÓN Sin lugar a dudas el duelo tiene etapas. Para la mayoría y aquellos que se manejan en el tema las 5 a 7 que se mencionan habitualmente negación, confusión, ira, dolor o culpa, tristeza, aceptación y restablecimiento. En la realidad pueden darse todas en diferentes presentaciones, o saltarse algunas, y quizás no presentarse ninguna. En mi caso personal, (vivo haciendo análisis, soy virgo), tuve la impresión que se dieron saltadas y algunas no las viví dentro de su concepto o fue algo ligeramente parecido. Pero si viví mi propio duelo pues marcó una gran diferencia en mi vida, y creo que recién lo estoy terminando. Este duelo por la pérdida del hombre que acompañó mis pasos por tantos años, fue diferente a mis otros duelos, quizás porque en tiempo de vida, con mis otros seres queridos, fue menor, la dependencia no era tan intensa y los afectos menos sensibles. Lo que me ha llamado con intensidad la atención, es la cantidad de conductas erráticas que me acompañaron, de las que puedo decir con certeza que aprendí muchísimo. Cada paso que he dado me ha dejado una claridad enorme sobre mí en primer lugar y sobre quienes están cerca mío en segundo lugar. He podido colocar en su sitio cada hijo, cada uno de los amigos, vecinos y conocidos. He medido con brutal exactitud, quien si, quien no y con quién nunca más. Ya nada de lazos inservibles, que alimentaban una larga relación que no tenía sentido alguno. Me ha llegado la más clara visión terrenal, de cuánto valgo, de lo que soy capaz de entregar y de lo que debo entregar realmente. En este año, he aprendido a amarme, a valorar mi independencia y a aceptar que soy humana, con cientos de luces y sombras. He logrado entender, y aceptar, que, si tuviera una bola de cristal, al iniciar mi vida de adolescente y adulta, habría evitado muchas cosas, situaciones y a personas. Hay personas que hacen mucho daño y lamentablemente perdura toda la vida, y no mueren, continúan haciendo daño. Aunque buscando información, están ahí, para hacerme despertar, y reparar mi árbol. Entonces concluyo, que mi árbol está realmente dañado. Pero estoy trabajando en ello. Hoy me paro frente a mí, y agradezco a la vida la oportunidad maravillosa de este aprendizaje. Agradezco la inmensa variedad de información a la cuál tenemos acceso con tanta facilidad, solo moviendo un dedo. Y agradezco el tener los conocimientos y habilidades para dejar ir lo vano y superficial, lo mercantil y sutil y quedarme con lo valioso. Siento que claramente he podido hacer la diferencia, que he alimentado mi alma y a la vez me siento lista para entregar. Si, porque un conocimiento no tiene sentido si queda guardado llenándose de polvo. Hoy estoy aquí, parada en mis dos pies, observando el horizonte, atenta para comenzar nuevamente y eso incluye a quienes me rodean. Mi vocación es el servicio y ahí estoy dispuesta para continuar. Los quiero. Un abrazo

 

Les comparto la portada de mi 2° Libro: "Y Yo que los quiero tanto"